Editorial

Andrea Orlandi

«Si no puedes continuar jugando, quiere decir que hay otra oportunidad esperándote. Lo que no puedes hacer es hundirte y pensar en la mala suerte que has tenido»

Hablamos con Andrea Orlandi, agente FIFA de futbolistas y exjugador del FC Barcelona.

Llevabas diecisiete años de carrera de fútbol profesional, pero tuviste que dejarla antes de lo que esperabas: en 2019 tuviste un problema cardíaco. ¿Qué pasó?

En aquel momento estaba jugando en India, muy lejos de casa y de mi familia, y no estaba disfrutando. Me llegó una propuesta de un equipo italiano en enero y firmé con ellos. Al primer control médico vieron algo raro y me hicieron más pruebas. A la resonancia magnética cardíaca salió que tenía una cicatriz al ventrículo izquierdo y me detectaron una cardiopatía incompatible con el deporte profesional. Estuve dos semanas sin poder entrenar esperando una segunda opinión del médico de la Federación Italiana de Fútbol y el resultado fue el mismo y tuve que dejarlo.

¿Cómo viviste el anuncio del diagnóstico?

Las pruebas que me hice con el médico de la Federación fueron en Roma. Mi mujer viajó desde Barcelona para apoyarme. La primera reacción fue abrazarla y echarme a llorar, porque pensé en mis hijas y en el riesgo que tomé inconscientemente jugando a fútbol. Muchos jugadores murieron con mi mismo problema.

¿Cómo afrontas tener que retirarte y dejar el fútbol?

No es fácil afrontar la retirada, porque no te preparan. Tú sabes que tarde o temprano llegará, pero no quieres pensar mucho y crees que todavía te quedan años para continuar disfrutando de lo que más te gusta. Al final estamos programados para jugar a fútbol. Yo lo he hecho desde los 4 años, profesionalmente desde los 17, y mi semana estaba dedicada al partido del fin de semana. Un objetivo a la cabeza, importante, un examen semanal, o dos, dependiendo de la competición, pero yo dormía, comía, descansaba y vivía para el próximo partido. Cuando te sacan esto, y además de manera repentina, es complicado adaptarte.

Yo soy una persona positiva y el día siguiente de la noticia cogí mis cosas y volví a Barcelona, después de quince años, para empezar mi nueva vida con ganas de conocer qué me regalaría, porque no tenía nada pensado ni preparado, pero no fue fácil.

¿Necesitaste apoyo psicosocial o acompañamiento emocional?

Mi mujer y mis hijas fueron mi apoyo. Creo que el momento más crítico no fue en el momento de la retirada, sino que me salió con el tiempo. El primer año intenté esconder un poco mis emociones y luchar conmigo mismo para intentar convencerme de que estaba bien. Pasado el año noté que lo encontraba mucho en falta y pedí ayuda psicológica porque me estaba afectando en mi día a día y vida personal.

¿Sigues controles periódicos con tu cardiólogo/a de referencia? ¿Con qué frecuencia?

Sigo controles periódicos, y ahora más que nunca, porque el día 23 de marzo de este año sufrí un paro cardiaco jugando a tenis. Estuve 4 días en coma y 15 días a la UCI. Me pusieron un dispositivo subcutáneo, un DAI. Después de casi 5 meses, empiezo a encontrarme mucho mejor. Ahora me están controlando mucho más, una frecuencia de una/dos visitas al mes.

Ahora tu trabajo sigue estando relacionada con el fútbol. Explícanos un poco a que te dedicas.

Ahora soy agente FIFA de futbolistas. Me encanta mi trabajo: poder ayudar a los jugadores en todo lo que pueda a través de mi experiencia de 17 años de carrera como profesional. He cometido muchos errores cuando era joven, muchas veces porque no tenía nadie al otro lado del teléfono guiándome de la manera correcta o directamente no había nadie a mi lado. Este trabajo no va de firmar contratos y esperar que las cosas salgan solas, hay muchísimo trabajo entre un contrato y el otro. Ahora mis jugadores saben que me tienen las 24 horas del día, el teléfono siempre se descolgará cuando lo necesiten.

También he trabajado mucho en la televisión como comentarista. A La Liga TV haciendo los partidos de la liga española en inglés y con DAZN las dos últimas temporadas. De momento, por trabajo y por salud, lo he dejado aparcado.

¿Cómo es tu día a día?

Mi día a día cambia mucho. El lunes me hago un planning de la semana con los partidos de mis jugadores. Me organizo para ver todos los partidos el fin de semana. Muchas veces es complicado, pero si no puedo verlos en directo, los miro el lunes repetidos. Entonces empiezo la semana mirando los partidos que me quedan y hablando con mis jugadores de cómo ha ido todo. Me programo reuniones con clubes, directores deportivos, muchas llamadas. Al final los fichajes se hacen durante las ventanas de mercado, pero son el resultado del trabajo que vas haciendo todo el año.

Y cada día pasa algo, hay algo que tengo que arreglar, ayudar a los jugadores… Me encanta.

El mundo del fútbol y tener una cardiopatía es difícil de encajar. Hay muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que quieren jugar a fútbol pero no pueden. ¿Qué les dirías?

Es muy complicado poder decir algo en una situación así. Cada cual responde de una manera diferente. Yo siempre digo que las cosas pasan por algo. Si no puedes continuar jugando, quiere decir que hay otra oportunidad esperándote. Lo que no puedes hacer es hundirte y pensar en la mala suerte que has tenido. Siempre hay posibilidades dentro del mundo del fútbol para poder reinventarte y disfrutar del deporte más guapo del mundo desde una perspectiva diferente.

¿Quieres añadir algo?

Solo quiero decir que soy una persona muy afortunada. He podido disfrutar de la profesión que me apasiona durante 17 años. La retirada ha sido complicada porque no estamos preparados para afrontarla. No nos explican lo que te puede pasar mentalmente una vez cuelgas las botas, pero una vez lo aceptas, tienes toda la vida por delante para seguir disfrutando de esta aventura. En mi caso tuve que aceptar mi enfermedad, como ahora tengo que aceptar que prácticamente no puedo hacer nada de deporte. No es fácil, pero no es el final. Lo que tienes que hacer es encontrar el siguiente estímulo, un nuevo objetivo.

Quiero aprovechar para dar las gracias a las personas que me atendieron cuando tuve el paro cardiaco. A la pista del lado, jugando unos dobles, había mis ángeles de la guarda. Vinieron a socorrerme enseguida. Sobre todo Malik, que me hizo el masaje cardíaco y me atendió hasta que llegó la ambulancia medicalizada. Sin ellos no estaría aquí. Gracias eternas.

 

 

Esta conversación forma parte de la Revista 29 de la Fundación CorAvant y la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC).